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Tauromaquia

La tauromaquia incluye todo el desarrollo previo al momento que se lidiaría al toro, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes, conocido más como traje de luces, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones de carácter publicitario, que varían dependiendo de los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.


Como opinión personal, lo que la gente que desconoce el mundo del toro, nunca entenderá porque a los demás si nos gustan o porque aclamamos y lloramos de emoción al ver una corrida. 


Como mal representan los medios y las personas que imponen ante otros su opinión, el toreo no es solo lo que se ve en el ruedo. El toreo abarca toda la vida del toro que va a ser lidiado. Ese toro nace, en las praderas más verdes de España, vive a pierna suelta, siendo el semental más querido de la manada, con toda la comida que necesita, hasta el momento que llegó el día, el momento de la Lídia. Pasan al camión, llegan a la plaza, y se produce el éxtasis, en el que si es tan bueno, llegarían a indultarle, siendo el toro más aclamado del día y del festejo, siendo recordado siempre.


Es cultura nacional, es fiesta nacional, que se remonta a muchos siglos antes de que la gente quisiera desmontarlo. Estos toros son criados por las mejores ganaderías y en los mejores sitios de España. No nacen para morir, nacen para disfrutar. 


Apreciar esta cultura, es apreciar el arte, ya que los toros no se basan solo en corridas, a pie o a caballo, los toros engloban a los encierros, los concursos de saltos, quiebros y recortes, donde encontramos a uno de los mejores saltadores de España, Eusebio Sacristán ‘USE’, que la persona que tenga la suerte de verlo saltar, se enamorará para siempre de este arte. Engloba también, a los desenjaules, las capeas,y demás festejos. Engloba la pasión, el amor, la necesidad, porque todo eso es lo que representa. 


No hay persona que más adore a un toro, que el propio torero, que se juega la vida, ante tan bello animal. Los lugares donde se crían los toros bravos, las dehesas, constituyen un oasis para muchas especies amenazadas, son cerca de 400.000 hectáreas en España las que se dedican a la cría de este animal y que cumplen a su vez una función ecológica como refugio contra el hombre de muchas especies como el lince ibérico.


Esta ganadería extensiva, preservada de la mecanización indiscriminada gracias al amor por el toro y a la abnegación personal de algunos ganaderos (que seguro tendrían mucho más interés económico en “fabricar carne” en una ganadería intensiva) sólo se puede hacer en unos espacios y unos pastos únicos: la dehesa en España (de Salamanca a Andalucía), en Portugal (en el Ribatejo), y en Francia (en la Camarga). Gracias a la presencia del toro de lidia, estos espacios son auténticas reservas ecológicas de fauna y flora, para lince, como dije anteriormente, para jabalíes, cigüeñas… 


Hay familias que dependen de la tauromaquia, criaderos, veterinarios bravos, empresarios taurinos, gente que trabaja en el mantenimiento de los ruedos, etc. 


El toro de lidia es un animal bravo, lo que significa que es por naturaleza desconfiado, taciturno y agresivo. Por lo que para él, la mejor muerte, es la lucha, uno a uno, contra el otro animal dominante, el ser humano.

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